La vida equilibra sus cargas y así como cuando a uno le pasa algo "malo" y viene una avalancha de cosas "malas", así pasa con las cosas "buenas", te llega una encima de la otra.
Así, a pesar de que mi cuenta "de ahorros" siga en ceros y siga siendo absolutamente incapaz de manejar con responsabilidad los pocos pesos que me caen del cielo gracias a la misericordia de los dioses del Olimpo, soy una mujer feliz.
Feliz, porque por fin estudio lo que quiero. Feliz, porque sigo escribiendo en revistas, que es lo que siempre me ha gustado. Feliz, porque tengo el novio más hermoso del planeta al lado. Feliz, feliz, feliz.
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