jueves, 4 de septiembre de 2008

The Flu

Claro, si a los del fondo del piso les da gripa el virus rota por los conductos de ventilación hasta llegar a donde estoy yo. Luego la gripa pasa pero el virus queda rotando y siguen los de diseño. Luego los de la revista de carros. Y todos se alivian pero el virus está en el ambiente y, tres meses después de haber salido de una de las peores gripas de mi vida, vuelvo a levantarme un día con los ojos llorosos, un kilo de Kleenex usados al otro lado (vacío) de la cama y mi dotación de Dólex, Loratadina y Fluimucil en la mochila.
La culpa también es de P., que la semana pasada estuvo moribundo en mi casa feliz porque tenía 'mamá' que le hiciera aguapanela con limón antes de dormir. Yo, amenazante, le repetí mil veces que le cuidaba la gripa si y sólo si él me la cuidaba después, porque claro, era i-ne-vi-ta-ble contagiarme.
Y acá estoy, haciéndome aguapanelita cuando llego de trabajar y quejándome por teléfono con mi madre porque P. está en algún pueblo antioqueño con su maleta llena de cámaras y micrófonoshaciendo algún documental del que hoy no quiero saber nada, porque ese documental tiene la culpa de que yo esté, de nuevo, gritando a los cuatro vientos que la soltería es la peor época para contagiarse de una gripa.
Soltería temporal o definitiva, da lo mismo. Esta semana no tengo quien me mime ni me consienta ni me haga masajes en la espalda con Vick Vaporub (nombre raro ese) y me siento tris-te.

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