lunes, 15 de septiembre de 2008

Love will come through, it's just waiting for you

¿Le ha pasado que siente que la persona con la que está tiene tantos defectos y usted se queja sobre ella pero con un cariño inmenso, la quiere desde lo más profundo de su corazón y su cabeza y está convencido de que esos defectos no importan?
¿Le ha pasado que siente que todo es tan perfecto pero a la vez tan imperfecto, tan humano, tan real, que le asusta la idea de querer tanto a alguien como realmente es y estar completamente seguro de que la relación que tiene con esa persona está basada en la realidad y que no es una fantasía inundada en alcohol o centrada en el dinero o el sexo?
A mí me pasa. Le juro que nunca creí sentirme así de nuevo. Yo no quiero hablarle sobre todo lo que me pasó con ellos, esas historias usted las tiene claras. Muy claras. Yo quiero contarle que después de mucho tiempo estoy parada en tierra firme, estoy segura de lo que siento y de lo que quiero y cada mañana, cuando abro los ojos y él está al lado mío, sonrío, le paso la mano por la cintura, le doy un beso y le doy gracias a los dioses del Olimpo porque claramente él no es perfecto, de hecho tiene muchos defectos, pero, de corazón, siento que hasta el momento es todo lo que siempre quise.
Recuerdo un post que hice el 23 de noviembre de 2004. Decía que quería amanecer los domingos al lado de alguien, llevarle el desayuno a la cama, ver ropa de niño tirada en el piso, que mi baño oliera a crema de afeitar y perfume de hombre y dejar de cocinar para mí sola. Ahora adoro los domingos a su lado pero lo llevo a regañadientes a la plaza a desayunar porque me mata de la pereza llevarle el desayuno a la cama los domingos, odio ver su ropa tirada en el piso porque, my dear, para eso está el canasto de la ropa sucia, pero qué le hacemos, para él el orden tiene la cualidad de la generación instantánea; mi baño no huele a crema de afeitar ni a perfume de hombre pero al lado de mi desodorante Dove y mi talco Johnson's hay un extraño desodorante Gillette (me acompañó a hacer mercado al Éxito y cuando cogí el mío le dije: ¿no quieres llevar uno para ti?) y sí, dejé de cocinar para mí sola.
En resumidas cuentas estoy muy feliz. Yo sé que a usted le mama leer estos correos llenos de cosas bonitas y que parecen andar flotando entre nubes de algodón y también sé que no es el primero de este estilo que le envío. Yo sé que le he dicho mil veces que tal o cual personaje es el hombre de mi vida y que al final todo ha resultado en pura mierda, pero quiero contarle que, odio decirlo, esta vez es todo es diferente.
Muy diferente.

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