martes, 14 de octubre de 2008

En tu planeta me quedé.

Tiene una capacidad increíble para quitarme las cobijas a media noche, para desbaratar el orden perfecto en que tiendo mi cama si me levanto durante media hora mientras me baño y empiezo a prepararle el desayuno.
Cree que el orden se genera espontáneamente. Cree que sus medias pecuecudas van solas al canasto de la ropa sucia. Cree también que se lavan solas y que detrás de ese olor delicioso y esa suavidad inigualable con que las saca del cajón de MIS medias no hay una mano cuidadosa y atenta que se las lava y está pendiente de cuándo se secan para no dejarlas en el patio de ropas a que cojan el olor de la ciudad. 
Lo conozco cuando se siente enfermo, cuando está preocupado, cuando está caliente, cuando tiene hambre. Tiene una cara particular para cada situación, para cada momento.
Tiene también una palabra perfecta cuando me enfermo yo, cuando me preocupo yo, cuando me caliento yo, cuando me da hambre.
Me llena de palabras bonitas, de admiraciones, de elogios. Me echa flores y me dice que mil cosas hermosas que me sonrojan y me hacen sentir miedo y felicidad al mismo tiempo.
Yo respondo dándole besos y llenándolo de comida deliciosa y abrazándolo a media noche y mirándolo con ojitos brillantes mientras le doy más besos y le digo que lo quiero mucho mucho mucho.
Tal vez no se lo diga tanto como él a mí, tal vez no se lo demuestre tanto como él a mí, pero quiero creer que entiende que no quererme despegar de él nunca, prepararle comida deliciosa así no tenga ni un pelo de ganas de lavar platos y ollas, aguantarme sus ronquidos de locomotora durante la noche, soportar que me quite las cobijas, que no saque el agua estancada de la tina después de que se baña y que incluso después de habérselo dicho mil veces siga estripando mi tubo perfecto de crema dental por la mitad, no es sino una prueba inequívoca de lo mucho que lo quiero a pesar, sí, a pesar de todos y cada uno de sus defectos.
Porque somos humanos, ambos. A él le da mal genio porque soy torpe y boba y a veces digo cosas que no debería. Hago comentarios sin pensarlo, como por ejemplo: "hoy tienes pinta de atracador", y él entiende que es porque no he almorzado y me abraza y me dice nené hermosa linda preciosa cosita rica y yo sonrío y lo miro con esa-carita que sé poner de no-mato-ni-una-mosca y ya...
A veces encontramos que tenemos cosas tan pero tan parecidas que nos da miedo y nos asusta, a ambos, yo sé, que haya alguien también así al lado, en ese arrunche perfectamente amoldado que surje cuando ya conoces a la persona y cuando ya sabes en qué posición los dos cuerpos forman un molde perfecto para ver pelis.
A veces tiene pesadillas de media noche, lo abrazo y le doy besos en la espalda, y lo abrazo fuerte y él sigue dormido pero se calma. Le cuento cuando desayunamos, cual marido y mujer, y me dice que le tranquiliza mi presencia.
Le pregunto si quiere lavar los platos después del desayuno del domingo, me dice que voy a ser una gran mamá porque no lo ordeno sino que lo pido como un favor tan sutil y tan dulce que es imposible decir que no.
 
Me dijo "te amo", borracho. Me quedé fría. Le dije: "¿qué dijiste?". Fingí haber oído mal, me dijo que no había dicho nada, que me quería un montón, que hablábamos al rato.
Colgué.
Yo también.

3 comentarios:

Unknown dijo...

wowww...wowww..wowww... este post me endulzò de principio a fin, es tan hermoso que tengo los brazos erizados y he suspirado como 20 veces en 2 minutos... me encanta leerte tan feliz... Abrazotes

MALiZiA dijo...

hola, es verdad es tan tierno todo lo que contás, tan cotidiano, y tan lleno de amor.
me gustó mucho. te dejo un saludo.

Madame Curie dijo...

Estas in loveeee!