viernes, 8 de agosto de 2008

Ni tan quietecita estuve hasta que lo bueno llegó a mi rincón cuando menos me di cuenta. No quiero decir mucho ahora, pero me emociona y me aterra darme cuenta de que con él todo va despacio y que incluso después de este tiempo no tengo ni idea de cuál es su segundo apellido, cómo se llamó su primera novia o si tuvo varicela cuando era niño, por decir cualquier cosa.
Con ellos todo siempre iba a una velocidad ridícula y la sorpresa se acababa tan rápido que, ahora que lo veo en retrospectiva, era inevitable que se todo se fuera para la mierda en cuestión de días.
La verdad, de corazón, es que hablar sobre lo que pasó ya no importa. No hay caso. No quiero. Estoy muy contenta y siento que vienen buenas cosas a mi vida. Quiero enterrar muchas de las cosas que me pasaron y quiero estar tranquila. Con él.

3 comentarios:

GS dijo...

Hola!

No es necesario que sepas eso, con que sepas como le gusta el cafe y de que lado de la cama duerme esta bien por ahora... cojelo suave.

Anónimo dijo...

Negro y con dos cucharaditas de azúcar, lado derecho :D
¡Qué bonito tu comentario!

GS dijo...

Gracias!