lunes, 25 de agosto de 2008

Risa

A veces uno no se da cuenta de las cosas. Te paran al frente a un hombre que parece ser bueno pero que no te convence del todo por alguna misteriosa razón y pasan semanas, meses antes de que te des cuenta de que en realidad es un hombre maravilloso y que la mala persona que creías que era resulta siendo una gran y ridícula mentira.
Él me lo dijo, mientras oíamos que afuera la lluvia no amainaba y que la noche de sábado estaba de arrunche. Se quedó mirándome unos diez segundos con cara de ponqué después de darme un beso largo largo, le pregunté así, seca, "¿qué?", y me dijo: ¿Alguna vez pensaste que esto iba a pasar? ¿Que íbamos a estar así tú y yo?
Claro, le dije que no, nunca. Yo y mi cabeza empeliculada y loca nunca, nunca nos imaginamos algo así con él. Con todos, menos con él. Me lo imaginé, lo juro, con sus amigos, no con él.
Estos días han sido muy bonitos y calmados. Me he dado cuenta de que todo lo que tuve antes con casi todos era una gran mentira inundada de alcohol.
Lo decía, la única queja que tenía de P. eran sus ronquidos de locomotora que me mandaron para el sofacama más de una vez, pero ahora mi vida es hermosa porque los gentiles señores de Fedco me vendieron unos tapones maravillosos para mis oídos con los que puedo dormir como un bebé a su lado sin inmutarme porque se quedó sin respiración y sin sobresaltarme cada vez que suelta uno de sus impresionantes ruidos.
Estoy contenta. Todo va bien, despacio, con calma, tranquilos. Domingos perfectos de pizza, películas y muchos besos hacen que el lunes se vea menos triste y que, al menos mientras esto dura, yo esté un poco más en paz con el universo.

Plus: duerme al lado derecho de la cama, le gusta el café con dos cucharaditas de azúcar, odia los huevos mal cocinados y no soporta el jugo de tomate de árbol. Esto del get to know each other cuando uno ya es 'novio' es raro. Pero es lindo.

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