jueves, 26 de junio de 2008

Como no tengo nada para hacer y lo mejor que se me ocurre es escribir mientras el día se acaba, voy a decir lo que le estoy diciendo a A.: que lo mejor de esta semana fue haberme dado cuenta de que no tener problemas no es el fin del mundo. Inventármelos sí.
Enredarme la cabeza porque me da la gana o crear inconvenientes que no existen no es saludable para mí. Por eso hoy no pasa nada, y está bien que no pase nada. No me siento fea, no me siento gorda, no me siento fracasada, no me siento bruta, no me siento rechazada ni siento que todo en mi vida está mal.
Tampoco estoy diciendo que todo esté bien, no. Es claro que tengo un largo camino por recorrer antes de poder decir que me siento plena, o algo así, pero al menos entiendo que de nada me sirve quejarme hoy de cualquier cosa porque sencillamente no-vale-la-pena enredarme la cabeza porque sí.
No puedo inventar problemas donde no los hay ni darme látigo por todo.

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