martes, 3 de junio de 2008

Post antes de empezar a pintarme las uñas para el estreno de esta noche.
Y entonces, después de un fin de semana lleno de guayabos, trasnochos, amanecidas, cigarrillos, licor por hectolitros, los mejores amigos del mundo y las never ending drunken calls, fácilmente pude haberme levantado hoy con ese recurrente sentimiento de insecto aplastado contra  un vidrio con el que amanezco los martes después de un lunes festivo.
Pero no.
No fue así.
Porque anoche me vi You've got Mail y no lloré –por fin- recordando la súper romántica historia de amor virtual de mis inicios naufragando en la web, porque me siento feliz de que la vida me enseñe cosas cada día, porque no puedo superar que a veces las respuestas estén tan cerca de mí, sean tan fáciles y necesite tantos días para darme cuenta de cómo son las cosas.
Darme cuenta de lo sencillo que es todo.
De que me enredo más de la cuenta en mi madeja de lana personalizada y a veces paso mi vida pensando en qué hacer en vez de hacerlo y ya.
Hoy volví a amanecer en la mitad de la cama.
Hoy me siento linda, me pinté el pelo, me lo corté y estoy segura de que he hecho todo al derecho y que, aunque debo reformar algunas de mis actitudes, siempre, siempre, todo lo que pasa, es para aprender.

No hay comentarios: