miércoles, 25 de junio de 2008

Dormida despierta

Sí, me dormí casi a las 9:30 p.m. y ni siquiera logré ver en qué terminó Hell's Kitchen, pero a las tres de la mañana el gato se despertó y quiso salir, y así estuve despierta hasta las cuatro dando vueltas en la cama. Cuando por fin me pude dormir, me pareció que habían pasado cinco minutos pero mentira, eran ya las 5:20 a.m. y yo debía levantarme para irle a apostillar unos documentos a mi hermanita, porque según la información que alguien me dio ayer, el trámite era eterno y uno podía demorarse hasta cinco horas en esa oficina.
Odio levantarme de noche.
Y claro, ni siquiera pude desayunar bien ni hacer mis ejercicios, todo por salir puntual y que no me tocara una fila de los mil demonios, para cuando al llegar darme cuenta de que había sólo dos personas delante de mí y que mis planes de terminar el libro y oír la giga de música entera no iban a prosperar.
Me demoré 15 minutos, me entregaron los papeles y no tuve otra opción que venirme para la oficina.
Son las 8:30 pero ya siento como si fueran las seis de la tarde. Estoy absolutamente dormida, me he tomado tres tintos, tengo muchísimo mal genio y, para rematar, tengo que entregar antes del medio día el texto de portada de cuatro páginas.
Como si no fuera poco el clima no ayuda, el día está absurdamente gris y depresivo y yo lo único que quiero es estar enrollada en mis cobijas tomando chocolate caliente y viendo Wimbledon.

1 comentario:

Anónimo dijo...
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