jueves, 26 de junio de 2008

Como no tengo nada para hacer y lo mejor que se me ocurre es escribir mientras el día se acaba, voy a decir lo que le estoy diciendo a A.: que lo mejor de esta semana fue haberme dado cuenta de que no tener problemas no es el fin del mundo. Inventármelos sí.
Enredarme la cabeza porque me da la gana o crear inconvenientes que no existen no es saludable para mí. Por eso hoy no pasa nada, y está bien que no pase nada. No me siento fea, no me siento gorda, no me siento fracasada, no me siento bruta, no me siento rechazada ni siento que todo en mi vida está mal.
Tampoco estoy diciendo que todo esté bien, no. Es claro que tengo un largo camino por recorrer antes de poder decir que me siento plena, o algo así, pero al menos entiendo que de nada me sirve quejarme hoy de cualquier cosa porque sencillamente no-vale-la-pena enredarme la cabeza porque sí.
No puedo inventar problemas donde no los hay ni darme látigo por todo.

miércoles, 25 de junio de 2008

Dormida despierta

Sí, me dormí casi a las 9:30 p.m. y ni siquiera logré ver en qué terminó Hell's Kitchen, pero a las tres de la mañana el gato se despertó y quiso salir, y así estuve despierta hasta las cuatro dando vueltas en la cama. Cuando por fin me pude dormir, me pareció que habían pasado cinco minutos pero mentira, eran ya las 5:20 a.m. y yo debía levantarme para irle a apostillar unos documentos a mi hermanita, porque según la información que alguien me dio ayer, el trámite era eterno y uno podía demorarse hasta cinco horas en esa oficina.
Odio levantarme de noche.
Y claro, ni siquiera pude desayunar bien ni hacer mis ejercicios, todo por salir puntual y que no me tocara una fila de los mil demonios, para cuando al llegar darme cuenta de que había sólo dos personas delante de mí y que mis planes de terminar el libro y oír la giga de música entera no iban a prosperar.
Me demoré 15 minutos, me entregaron los papeles y no tuve otra opción que venirme para la oficina.
Son las 8:30 pero ya siento como si fueran las seis de la tarde. Estoy absolutamente dormida, me he tomado tres tintos, tengo muchísimo mal genio y, para rematar, tengo que entregar antes del medio día el texto de portada de cuatro páginas.
Como si no fuera poco el clima no ayuda, el día está absurdamente gris y depresivo y yo lo único que quiero es estar enrollada en mis cobijas tomando chocolate caliente y viendo Wimbledon.

martes, 24 de junio de 2008

I go ahead and smile

"Si te paran al frente a 100 hombres y de los 100 hay 99 buenos y uno malo, automáticamente escoges el malo".
Ya lo sabía, pero es bueno que me lo repitan. La cuestión está en voltear la cabeza y dejar de mirar al malo para escoger uno de los otros 99.
Ayer fue un día extraño. Lo que él me dijo todavía retumba en mi cabeza. Lo de Juan El Loco me dejó pensativa, en realidad nunca creí que él me hubiera marcado tanto. Que me hubiera hecho tanto daño. Del resto ni hablar.
Lo único que sé es que necesito replantear muchas de mis actitudes frente a la vida. Lealtad, coherencia, consecuencia, sí, pero también un poco más de inteligencia, dejar de darme tantos latigazos y evitar quedarme dándole vueltas a mis asuntos como el gato que ya conocemos enredándose en su madeja de lana.
Estoy tranquila. Muy tranquila. Tengo que dejar de tener tantos miedos y hacer algo por mí y por mi vida. Si estoy insatisfecha no es lógico que me quede quejándome como una imbécil esperando que el universo solito me dé la mano y me cambie el rumbo de las cosas por arte de magia, porque las cosas no funcionan así...
Hoy sueno a libro de superación personal, pero de verdad que me importa un comino sonar así, y es porque de verdad me siento completamente tranquila con el universo y con todo lo que ha pasado. Ayer también recordé, que aunque me encante la idea no soy el centro del universo, y si alguien me hace daño debo recordar que es una simple circunstancia y no tomármela como personal. Superarlo todo. Dejarlo ir.
Hoy, por primera vez en muchos años, logré levantarme de la cama con la primera alarma del celular (por lo general suena durante media hora cada cinco minutos antes de que logre quitarme las cobijas de encima), y siento que todo hace parte de todas las buenas cosas que vienen a mi vida.
Sonrío.

lunes, 23 de junio de 2008

Rise and Shine

Busco fotos de Kate Moss con ropa de Stella McCartney y me emputa no encontrarlas porque son justo las que necesito para terminar el maldito reportaje en el que llevo trabajando una semana. Además de eso tengo dos días para coordinar fotos en Cali, Medellín y acá porque el cierre es el viernes y a mí, como siempre, me falta el artículo de los lugares recomendados. Como siempre.
Además de eso esta semana tengo que apostillarle unos documentos a mi hermanita, no olvidar mi rutina de ejercicios todas las mañanas, tratar de terminar el libro que empecé hace unos tres meses, terminar el artículo de portada, comprarle el regalo a mi mamá y hacer todo esto antes del viernes, porque ese día empaco maleta y me voy al medio día para Manizales de puente, con paseo al Nevado incluido el domingo.
Esta semana creo que voy a terminar rendida del cansancio. Pero no importa. Todo es hermoso y hay personas hermosas que hacen mi vida más fácil y más feliz, el trabajo funciona, mi vida marcha a las mil maravillas y todo parece estar fluyendo.

jueves, 19 de junio de 2008

Glory Days

Y claro, era de esperarse que después de lo que pasó con D. y de lo que ha pasado con todos (que sí, que el pasado es pasado pero no por eso deja de pesar), un día me haya levantado con ganas de reiniciar la dieta, hacer ejercicio todas las noches y prometer que sólo voy a beber una vez a la semana, máximo dos y sólo si hay algún evento que lo amerite.
Ya le dije a A. que voy a imprimir una foto de D. en donde salga bien bien bien feo, y si está borracho mejor, y la voy a pegar en la pared que tengo al frente para cuando esté haciendo mi rutina de kickboxing imaginar que le pego puños a él y le quiebro las gafas y lo dejo mueco. Eso funciona, créanme.
Como el ejercicio libera endorfinas entonces llevo dos días feliz y absolutamente molida. Tan molida que ni ganas tengo de reírme porque me duele todo. Unas por otras, claro. Prefiero evitar cervezas entre semana todo con el fin único de volver a ponerme ese pantalón rosado hermoso en unos 20 días, lo prometo.
Lo de la dieta no es difícil. Es hacer lo mismo que hice cuando bajé los 17 kilos el año pasado, sólo que ahora no tengo a mi mamá para que me haga el almuerzo, mantenga jugos sin azúcar en la nevera y me pique fruta por las mañanas.
Me gusta mucho tener tiempo para preocuparme por mí.

miércoles, 18 de junio de 2008

No puedo evitarlo, es una maravilla cuando todo sale bien, cuando pasan cosas bonitas, cuando la vida es fácil y mis problemas se reducen a decidir qué chaqueta me pondré para ir a trabajar o a que no puedo olvidar que tengo que comprar cebollas para hacer una sopa y un jabón líquido para el baño. Cuando no me importa tener un sueldo de mierda por una sola razón: vivo tranquila; cuando siento y acepto que después de todo estar sola no es para nada grave (de hecho eso lo he sabido desde hace mucho tiempo), cuando me doy cuenta de que es mejor estar sola a estar rodeada de gente con malas energías y, sobre todo, cuando me tranquilizo al ver a mi alrededor y sentir y saber que estoy haciendo las cosas bien, que soy una gran mujer y que debo recordar cada día, cuando abro los ojos que, only people of a certain disposition are frightened of being alone for the rest of their lives at 26.
Todo pasó, todo siempre pasa.

martes, 17 de junio de 2008

Y como es un hecho que cuando uno está solo nadie lo mira ni para escupir y lo único que uno levanta son gripas sin sentido, de esas que tuercen los huesos y apachurran el corazón, me pregunto entonces cuánto tiempo más va a pasar para que a mi vida llegue alguien con promesas incumplibles, palabras hermosas y naked sundays y yo le crea.
Le digo a A. que "la próxima vez" ni cagando suelto el freno de mano, ni al mes, ni ni mierda, nada, pero también pienso que hacerme la fuerte tal vez no sea una buena idea y que si lo hago todo puede terminar como la última vez que actué como una hp en todo el sentido de la palabra: con mi mejor-amigo-paño-de-lágrimas llorándome y diciéndome que yo era el amor de su vida y yo como una estatua mirándolo por encima del hombro diciéndole que "todavía estaba enamorada de mi ex".
Claro, tiempo después fui yo la que lo busqué porque me había dado cuenta de lo que había dejado ir. Lo encontré entonces viviendo con la mujer con la que vive hasta el sol de hoy.
Idiota.

lunes, 16 de junio de 2008

New Soul

Tengo cuatro días antes del cierre y mi lista de pendientes está a punto de explotar: un reportaje sobre las musas de los diseñadores, dos páginas sobre restaurantes de museos, dos perfiles de dos páginas sobre una marca y una joyera, el artículo de portada, la guía de servicios, la página de free press y las dos páginas de novedades.
Me voy a enloquecer.
En fin… El finde estuvo de lo más divertido. El viernes obviamente no hice nada, me enrollé en las cobijas desde muy, muy temprano y decidí apagar el celular, cosa que casi nunca hago. El sábado me levanté a las 8 de la madrugada, fui a hacerme los exámenes (que por cierto salieron mal, muy mal), después a Andino a comprar mis zapatitos negros, luego a Chapibronx a abrirle las bandas al nuevo celu, después a la 53 a comprar insumos para mis 'manualidades' y luego a la casa muerta de hambre y con dolor en los pies. Por la noche tuvimos la fiesta de matrimonio, encuentros bonitos, mucho whisky, hablar paja hasta las 5 a.m. y después irme a dormir tranquila, feliz y extrañamente sobria.
Ayer hice un perchero. O sea, no lo hice, lo compré sin pintar y ayer, mientras María hacía el almuerzo, yo lo lijé, lo pinté de un magenta hermoso y luego lo laqué. Quedó di-vi-no. Nunca creí que fuera tan fácil hacer algo así. Es decir, yo siempre he sido absolutamente negada para las manualidades, pero ayer decidí que eso iba a terminar y que debía hacer algo productivo con mis domingos y mi dinero.
Y nada, soy una mujer temporalmente feliz con zapatos nuevos, celular nuevo, perchero nuevo, jeans nuevos y mentalidad nueva. Lo único que me falta es lograr levantarme temprano todas las mañanas para ir a trotar al parque, que además me queda a dos cuadras…

viernes, 13 de junio de 2008

Shadowboxer

Me pregunto entonces cuál es el objetivo de emborracharme hasta casi perder la conciencia un jueves, bailar hasta morir, beber hasta que mi torrente sanguíneo ya era torrente etílico y terminar en sudadera y pantuflas maldiciendo el día que pasé por un grafitti que decía I'm a shadowboxer and I love magenta y no llevaba una cámara conmigo. Entonces Cat me decía que a la gente buena le pasan cosas buenas y que por eso ahora tengo un hermoso celular con cámara. Qué idioteces de las que habla uno cuando está ebrio. Qué estupidez tener que venir hoy a pretender que trabajo cuando en realidad daría mi reino, con gato incluido, por no tener este guayabo del demonio. Porque afuera el día está bonito y yo me siento bonita a pesar de las ojeras y quisiera ser productiva o no sé, quisiera ser funcional!
Igual, salir y bailar y conocer gente siempre es bonito, sobre todo cuando me siento bonita, el vestido rosado me hace feliz, me siento feliz, todo es tan fácil y no hago nada de lo que pueda arrepentirme al otro día (además de mezclar vino, ron y cerveza, claro).
Hay perspectivas de algo nuevo y eso me emociona… Estoy contenta, lo que pasa es que con esta cara de culo que cargo encima, la gastritis, el dolor de cabeza y la sensación de querer morirme no se me nota.

jueves, 12 de junio de 2008

Thursday I don't care about you

A veces les agradezco a los mismos dioses del Olimpo frente a quienes me quejo de mi so-called-loneliness por llevarse rápido de mi vida a las personas que no valen la pena.
D. se convirtió entonces en el motivo de mis chistes más agudos, en el blanco de mis comentarios más irónicos y pesados, en ese tipo de personas que me hacen cambiar de acera (para evitarlas, claro) y en el recuerdo de alguien de quien puedo decir tantos adjetivos negativos que hasta un diccionario de sinónimos me envidiaría.
No he podido sentirme mejor estos días porque mi cuerpo no puede, porque mi cabeza no puede, porque ya no lo soportaría. No cargo conmigo uno de esos horribles sentimientos de odio y rencor hacia él, no, no podría. Es más bien una extraña mezcla de compasión, agradecimiento (por haberme hecho todo tan fácil), un poco de rabia y la tranquilidad de saber que hice todo bien y al derecho, a excepción de un par de pequeñas cagadas (entiéndase, mensajes de texto a horas inapropiadas).
A mis mañanas vuelven los vestidos rosados con aretes de corazones, mis planes para hoy incluyen una buena cantidad de vino en Expovinos, para este fin de semana debo organizar mi agenda de manera que alcance a hacer todo lo que tengo que hacer y el sábado por la noche tengo un matrimonio, oh por dios, mis amigos se empiezan a casar.
Nadie me cree la sonrisa. Todos juran que es una máscara, que por dentro estoy deshecha y que no debería fingir que estoy bien, que debería dejar salir la ira y la tristeza que supuestamente cargo conmigo. Lo que ellos no entienden es que mientras más y más rápido me rompen el corazón, qué extraño, más rápido me recupero.

miércoles, 11 de junio de 2008

Qué mediocre

Debería estar escribiendo una nota sobre Christina Ricci pero hoy quiero decir tantas cosas que prefiero perder un buen rato antes de concentrarme. Cuando quiero decir tantas cosas, contar tantas historias, a veces me bloqueo y termino diciendo nada. Es sólo que anoche a eso de las 4 de la mañana me levanté a abrirle la puerta al gato y casi no me vuelvo a dormir. Entonces empecé a pensar en todo lo que tenía que hacer hoy, en el almuerzo en  Hard Rock, en los textos que debí haber entregado la semana pasada, en que no he coordinado ni una sola foto y en Alejandro. Y pensé en Alejandro y después pensé en Ricardo y después en Camilo y después en el otro Camilo y después en el otro Ricardo y después de él en varios que preferiría olvidar porque pasaron sin pena ni gloria… Luego no pude parar y a mi cabeza llegó El loco, llegó A., llegó J., llegó D., llegó R., llegó P., llegaron todos, pasaron todos.
Hice un recorrido por mi pasado sentimental-sexual en una media hora mientras la luz de algún partido de fútbol en silencio me arrullaba y los pajaritos empezaban a cantar.
Me dormí. Esta mañana cuando abrí los ojos me di cuenta de que todos y cada uno de los hombres que han pasado por mi vida me han roto el corazón de alguna forma. Todos. Así haya sido con el menor gesto, con la palabra más inofensiva, con el acto más inocente, todos, de alguna forma, me dejaron una herida. Grande o pequeña pero herida al fin y al cabo. Y como dice Bea, la felicidad no nos deja cicatrices y yo me pregunto cómo demonios todavía soy capaz de confiar en la gente. Cómo llega alguien con palabras bonitas y pantuflas rosadas peludas de cumpleaños y yo le creo.
Ricardo es otra historia. De él hablo otro día.
No siento rencor. No me duele nada. Después de cada decepción no me  cuesta cada vez más trabajo respirar, no oigo a Fiona Apple y lagrimeo y no se me dificulta ir por el mundo siendo una persona funcional, perdón por el gerundio. Estoy anestesiada. Me entrego como siempre, me decepcionan como siempre y sé que va a pasar lo mismo una y otra vez a menos que algún día a mi estúpida cabeza se le ocurra poner los ojos en alguien que no sea lo que siempre he soñado, en alguien por quien generalmente no suspiraría, en alguien con quien normalmente no me imagino abrazada caminando por la Séptima, pero que esté dispuesto a tomarme de la mano y saltar conmigo.
Yo sé que mi príncipe azul no está a la vuelta de la esquina, pero espero que al menos esté en esta misma galaxia.

Y poco a poco
Ganó mi odio
No quisiste algo más
Y me quedé hasta el final

Y me creí tan especial
Qué ingenua mi torpeza.
Y me sentí tan esencial
Qué ingenua mi vergüenza.
Me olvidaste por mi parte
Qué mediocre.

lunes, 9 de junio de 2008

Saudade

Días raros. Días fríos, solos, llenos de gente pero solos, y sí, amanezco con esa sensación de vacío que me tortura y me debilita y lo único que hago es seguir sonriendo, pretender que todo está bien, que me siento bien conmigo y con lo que pasó, fingir que I'm much better off the way things are y caminar por el mundo con la frente en alto y una gran sonrisa en la boca patrocinada por comida deliciosa y unos moderados tragos de Bombay Sapphire, pero no nos digamos mentiras, que sí, el vacío duele mucho y sí, los amigos están ahí y sí, los gatos son la mejor compañía y sí, ver películas con toneladas de crispetas me hace feliz, y sí, empezar por organizar mi pequeño joyero y botar los diez aretes solitarios cuyas parejas perdí hace años me hace sentir que sí puedo hacer cosas por mí, y sí, hay personas maravillosas que ponen una gran sonrisa en mi vida, sí, igual me siento como un moco ambulante, mi cuerpo somatiza mi cada vez más notorio estrés con gripas sin sentido y dolores de muela salidos de la nada, la palabra 'salir' sólo se me antoja a medias para ir de la oficina a la casa y viceversa y lo único que quiero es que todo esto pase, así como todos pasaron algún día, así como muchos pasarán, supongo.
Ni cocinar me emociona porque la gripa me tiene sin olfato y sin gusto y ya sabemos que cocinar así es un problema.
Entonces no sé. No sé nada. Yo sé que eventualmente voy a estar bien, que podría estar peor, que las cosas pasan por algo y toda esa basura superacional que uno termina creyéndose y repitiendo cuando las cosas no salen bien, pero es que en serio, no es justo.
Cat dice que cuando uno está aburrido es porque no pasa nada, pero que cuando uno está triste es porque no pasan cosas bonitas.
Yo estoy triste.

viernes, 6 de junio de 2008

This is a happy end, cause you don't understand everything you have done, why's everything so wrong

Vuelvo a la vida después de un kilo de panela, 20 limones, casi 40 horas de cama, la trilogía del Señor de los Anillos, todos los partidos que alcancé de Roland Garros, una caja de Dólex Gripa, tres cajas de Kleenex y unos 10 litros de agua. Y claro, los gatos extrañados de verme todo el día en cama como una moribunda y sin fuerzas para levantarme a calentar una sopa de pollo, mucho menos para bañarme, tender la cama o dignarme a organizar el campo minado en que estaba convertido mi cuarto.
Cuarenta horas comprobando que la soltería es la peor época para tener gripa. Porque sí, Cat me calentaba la aguapanela, mi mamá siempre estuvo al teléfono dándome consejos, regañándome por no tener un termómetro a mi alcance y repitiéndome una y otra vez que dejara de trasnochar, que así iba a evitar la gripa; A. siempre estuvo ahí casi gritándome que me cuidara y Nana burlándose de mi voz de tarro y desaliento monumental…
Pero nada se compara con querer a alguien que me acompañe en mis fiebres, mis antojos, mis ganas de despertar cuando el malestar pasara del todo. Alguien que se aguante mi gripa con la certeza de tenerla él a las dos semanas y, aun sabiendo eso, me cuide como si fuera su gripa y su vida.
Pero qué se hace. La verdad es que eso no me mortifica. Me mortifica, sí, que todavía tenga el descaro de llamarme a las dos de la mañana a preguntarme por qué lo bloqueé en mi msn (a ver, ¿te lo dibujo?), a decirme que "tenía la esperanza de verme" (tonto) en la fiesta del miércoles y a cerrar con broche de oro su monólogo (porque yo ni alientos tenía para hablar): "todavía hay muchas cosas por decir".
Men are like jokes.
Yo, en serio, lo único que quiero es mantenerme tranquila, como he estado estos días. No sé si sea mucho pedir.

martes, 3 de junio de 2008

Post antes de empezar a pintarme las uñas para el estreno de esta noche.
Y entonces, después de un fin de semana lleno de guayabos, trasnochos, amanecidas, cigarrillos, licor por hectolitros, los mejores amigos del mundo y las never ending drunken calls, fácilmente pude haberme levantado hoy con ese recurrente sentimiento de insecto aplastado contra  un vidrio con el que amanezco los martes después de un lunes festivo.
Pero no.
No fue así.
Porque anoche me vi You've got Mail y no lloré –por fin- recordando la súper romántica historia de amor virtual de mis inicios naufragando en la web, porque me siento feliz de que la vida me enseñe cosas cada día, porque no puedo superar que a veces las respuestas estén tan cerca de mí, sean tan fáciles y necesite tantos días para darme cuenta de cómo son las cosas.
Darme cuenta de lo sencillo que es todo.
De que me enredo más de la cuenta en mi madeja de lana personalizada y a veces paso mi vida pensando en qué hacer en vez de hacerlo y ya.
Hoy volví a amanecer en la mitad de la cama.
Hoy me siento linda, me pinté el pelo, me lo corté y estoy segura de que he hecho todo al derecho y que, aunque debo reformar algunas de mis actitudes, siempre, siempre, todo lo que pasa, es para aprender.